Creo que fue hace ya cuatro años cuando un buen compañero de aventuras musicales en directo me comentó que más valía prevenir que curar. Y se refería al tema del que os vengo a hablar hoy.
Si eres como yo, que a cada poco vas a algún sarao con un nivel de decibelios por encima de nuestras posibilidades como diría aquel, corres el riesgo de acabar con un bonito pitido en los oídos de por vida.
Una servidora, tras aquella espantosa visión, se dio cuenta de la razón que llevaba. Desde entonces no hay concierto que no me lleve los tapones, me los ponga y disfrute como siempre o incluso más de los conciertos. Porque ahora no sufro esos subidones de decibelios, la música está a un nivel bueno, aunque sea escandalosamente alto y como digo, me la gozo como la que más.
Sin duda ya no puedo vivir sin los tapones. Y que decir que cuando termina el concierto no te duele ni la cabeza ni te pitan los oídos. ¡Pardiez que gozada! Seguramente alguna vez se pueden olvidar, pero si te ocurre eso existe el truco de la servilleta. Algo es algo. Todo sea por curarse en salud. Si no, si no tienes salud, ¿qué vas a disfrutar?
Pues eso.
Pues eso.
Así que, que no te de pereza ni vergüenza. Recuerda siempre que lo primero eres tú y tu salud. Piensa que es mejor ese pequeño gesto que el que desde que te despiertes hasta que te acuestes un pitidito te este dando la brasa todo el día recordándotelo. Si no acabarás como más de uno con el continuo "¿Qué?" a todo lo que se le comente.
¡Salud!
1 comentario:
Aupa tronca!! Hacia mucho que no escribia en tu blog. Ya me conoces, soy un Metalero de los buenos nada de poweretas o mierdas de esas flojas como los saurones. Sabes cuando tengo que usar tapones si o si?? Cuando me da la brasa el Miguelo! jajajaja.
Saludos.
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